El pasado 4 de diciembre tuvo lugar en Bruselas una cena europea de Horitzó Europa con Muriel Casals, presidenta de Òmnium Cultural. A la cena se trataron diversos temas relacionados con el panorama político en Cataluña tras las elecciones del 25 de noviembre, las hipótesis sobre el estatus de Cataluña en caso de secesión, la comparación con el caso escocés, el rol de la sociedad civil catalana, el europeísmo en la Cataluña actual, y el reconocimiento de la lengua catalana la UE.

En las próximas semanas se irán incorporando nuevos apartados y nuevas funcionalidades que incrementarán la interacción con los usuarios y permitirán a los socios de la entidad acceder a la información interna como las actas de las reuniones, el estado de cuentas, etc.

Este es el tercer sitio web que tiene la entidad desde su fundación en enero de 2008. La web inicial estaba construida sobre la plataforma LifeType y estaba alojada en el servicio de blogs en catalán blog.cat. El segundo cambio del sitio web de Horitzó Europa tuvo lugar en septiembre de 2011 a raíz de la decisión de blog.cat de sustituir la plataforma LifeType por WordPress. Con este tercer cambio, Horitzó Europa se desvincula de blog.cat y dispone, desde ahora, de un espacio propio alojado en su propio dominio. La nueva web está construida sobre la plataforma de software libre Joomla! 2.5 y cumple los estándares de calidad y accesibilidad que determina el consorcio W3C.

Jordi Armadans, director de la Fundació per la Pau, protagonizó un interesante intercambio de opiniones sobre la idoneidad de otorgar el Premio Nobel de la Paz 2012 a la Unión Europea. En una cena debate celebrada en Barcelona el pasado 24 de octubre, el invitado declaró que la contribución del proceso de construcción europea a la paz en el continente es inapelable, pero puso en cuestión la oportunidad de otorgar el premio a la UE justo en ese momento, perdiendo una buena oportunidad para otorgarlo candidato que esté trabajando por la paz en otro punto del mundo y que necesite un reconocimiento como el que ofrece el Nobel de la Paz. «La capacidad de incidencia del Premio Nobel de la Paz, si se hubiera otorgado, por ejemplo, a un defensor de los derechos humanos en un país que sufre una dictadura, hubiera sido mucho mayor», concluyó Armadans.

El próximo 11 de septiembre, la ciudadanía está citada en Barcelona para manifestarse y celebrar la Diada Nacional de Cataluña. Este acto de afirmación colectiva debe ir acompañado de un mensaje positivo al mundo y, principalmente, a nuestro entorno más inmediato: la Unión Europea. Es importante que las capitales de un continente donde se observan los nacionalismos con mucho recelo lean la manifestación en clave positiva, que entiendan que la nación catalana está plenamente comprometida con los derechos y los valores que defiende la Unión Europea y con una mayor integración social, económica y política de Europa.

En un tono marcadamente optimista, Francesc Granell, catedrático de Organización Económica Internacional de la UB y director general honorario de la Comisión Europea, destacó que el euro es una historia de éxito que no tiene marcha atrás: la moneda única europea representa ya el 25% de las reservas mundiales.

Los catalanes siempre hemos tenido una clara vocación europeísta. Como decía el presidente Pujol, Cataluña nace del Imperio Carolingio y, por lo tanto, forma parte del corazón de Europa. A pesar de ser un pueblo europeo milenario, los catalanes no podemos participar en una de las aventuras políticas más apasionantes de la humanidad: la construcción de una Europa unida en la diversidad, que garantice la paz, la democracia y el progreso en un continente que ha escrito algunas de las páginas más oscuras de la civilización (originando dos guerras mundiales o la colonización de medio mundo).

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Una crisis económica sin precedentes que comporta una gran factura social, la excesiva dependencia con respecto a los acreedores externos que nos impide hacer políticas públicas paliativas y las reiteradas amenazas de intervención por parte de Madrid están situando Cataluña, sus ciudadanos y su autogobierno, en los momentos más graves desde la muerte del dictador.