La Comisión Europea tendría que aceptar que los ciudadanos comunitarios que viven en un Estado Miembro que no es el suyo presentan una serie de problemas y de demandas no tan diferentes en las de los inmigrantes extracomunitarios y tendría que disponer de un interlocutor que los represente. Ésta es la opinión que Antoni Montserrat, presidente del Comité de Liaison des Associations d’Étrangers de Luxemburgo y vicepresidente del Casal Catalán de Luxemburgo, transmitió a los participantes de la última cena-tertulia europea.

Según el invitado, el origen comunitario del inmigrante no relativiza sus dificultades de integración y las instituciones, por eso, pide que las entidades de inmigrantes comunitarios de la UE, como la que preside, se organicen y tengan una sola ve, de la misma manera han hecho las entidades de inmigrantes extracomunitarios que viven a la Unión.

Por otra parte, Montserrat explicó que estos migrantes a menudo desarrollan identidades múltiples, complementando su identidad originaria con la del país de recepción y, a menudo, con una identidad europea. En este sentido, destacó la experiencia catalana, una realidad donde conviven personas con diversas identidades, y el caso de Luxemburgo, el estado comunitario con un índice más alto de inmigración (cerca del 40%).