El economista Joan Costa-Font y el profesor de filosofía Europea Simon Glendinning nos hablan sobre su visión y futuro de la integración Europea
Ante los retos sociales, políticos y económicos de un mundo cada vez más globalizado, las naciones europeas necesitan coordinarse a un nivel supranacional. Una Unión Europea con más poder fiscal y político, por lo tanto, forma parte de la solución. Una solución que no comparte el profesor de filosofía Europea del European Institute de la London School of Economics, Simon Glendinning, quien argumenta que los pasos hacia una federación representarán el fin de la libertad. Unos Estados Unidos de Europa, con la consecuente pérdida significativa de soberanía, no es la solución que una nación puede desear. Los deseos de una nación, sin embargo, en ojos del economista Joan Costa-Font se reducen, casi, a los deseos de las élites. Por lo tanto, traspasar competencias a la UE significaría traspasar el poder de las élites nacionales a las supranacionales.
Éstas últimas estarían sujetos a más competencia entre ellas y por lo tanto más difíciles de capturar por grupos de interés. Para Joan Costa-Font, la UE ya es una federación en algunos sentidos (mercado común, moneda única), y el paso hacia el federalismo europeo significaría acabar este proceso que se ha empezado: la unión monetaria tendría que ir acompañada de una unión fiscal, aumentando el presupuesto europeo y transfiriendo competencias que, por razones económicas y de eficiencia, estarían mejor gestionadas a nivel europeo (infraestructuras, investigación e innovación…). En clave política, la celebración de elecciones europeas transnacionales sería clave para enderezar el déficit democrático.
¿Son, sin embargo, las razones económicas de eficiencia y bienestar social suficientes para justificar la transferencia de soberanía hacia Europa? Para Simon Glendinning no. Las razones tienen que ir mes hacia allá, y razones de identidad y democracia tienen que estar presentes. La identidad, sin embargo, tal como señala a Joan Costa-Font, no se ni exclusiva ni estática, y la democracia no se limita a nivel nacional. ¿Cuál se pues la solución a ‘la cuestión europea’? Tal como dejaron claro los dos académicos, la economía, la política y la filosofía interactúan dejando lugar a múltiples respuestas que generan todavía mas preguntas. El debate esta servido.